A la reconquista

Por Alex Molina / info@eurohoops.net

El Barça ha superado por 71-69 al Real Madrid en el segundo partido de las Finales de la Liga Endesa. Vital victoria de los azulgranas que viajan ahora a Madrid con la obligación de ganar al menos un partido en la capital, ya que dos victorias locales significarían la liga para el Real Madrid. Con Mirotic una vez más como líder y el Palau más caliente que nunca, además de vital, el triunfo culé ha sido muy polémico, con un final de partido que dará mucho que hablar.

 

El inicio de partido fue un calco del disputado 48 horas atrás: el Real Madrid con una sensación de solidez brutal en defensa y acierto en ataque, mientras que el Barça tenía que sudar sangre para cada canasta. Esta situación, la diferencia en el marcador (llegó a ser de 2-12) y el recuerdo de lo que pasó en el otro partido pusieron nervioso al Palau. Por primera vez en la temporada se escucharon pitos en la pista azulgrana para los jugadores locales. 

Esos pitos, entendibles pero también inesperados, espabilaron sin duda a los de Jasikevicius, que consciente de que tenía que reenganchar tanto a la afición como a sus pupilos, metió en cancha a uno de los más queridos por la afición culé. Rolands Smits cambió el ánimo del Barça y los suyos lograron lo único que necesitaban, despejar fantasmas. Con el cambio (presencia) de actitud llegaron los puntos y la reacción local, que permitió al Barça llegar al descanso con empate en el marcador.

El paso por vestuarios no cambió las dinámicas y la igualdad siguió imperando. ¿Mirotic (26 puntos y 7 rebotes) anotaba? Yabusele (16 puntos y 11 rebotes) devolvía el golpe. Pero el montenegrino logró ser el factor diferencial en el tercer asalto. Diez de sus puntos llegaron en el tercer cuarto en el que el Barça logró lo que hasta entonces no había logrado en toda la final, ponerse por delante. Si la entrada de Smits fue lo que activó a los azulgranas en la primera mitad, en la segunda fue Hanga el que activó al Palau. El húngaro aprovechó, con buen criterio probablemente, que Calathes y Davies estaban en el suelo tras un choque entre ellos para anotar dos puntos fáciles. A partir de ahí, la que hasta hace bien poco su afición la tomó con él, poniéndole incluso más picante y temperatura al partido, algo ya de por sí difícil en un Clásico por el título y con la ola de calor que hay ahora mismo.

A pesar de los ocho puntos de ventaja con el 65-57, el Barça no ha sido capaz una vez más de cerrar el partido. La inspiración de Laprovittola se terminó y eso lo aprovecharon los blancos para empatar el partido con un 0-8 de parcial. Partido nuevo a falta de tres minutos e irremediablemente abocados a un final igualado. Con 27 segundos para el final, Higgins fue objeto de falta y metió los dos tiros libres que se le otorgaron. El verbo quizás no es el más adecuado ya que como mínimo la falta fue dudosa, pero el Real Madrid aún tenía la última palabra. Pero si lo de Higgins fue polémico lo la última acción del partido también lo fue, ya que los blancos reclamaron falta en el triple para ganar el partido de Causeur. Pero ni falta, ni triple, ni nada. Victoria azulgrana y la serie viaja a Madrid.

 

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