Fin de una era en Río

Por Aris Barkas/ barkas@eurohoops.net

Es muy difícil definir cuándo empieza y cuándo termina un ciclo. Los Juegos Olímpicos ayudan en hacerlo, y en este caso se espera que Río sea el último capítulo de algo mucho, mucho más grande.

Durante los últimos 16 años el baloncesto ha estallado en todo el mundo lo que tiene que ver con una generación de estrellas internacionales que ahora está a punto de dejar las canchas. Mientras que Argentina, España, Francia o Lituania se han establecido como los equipos que estaban listos para desafiar el dominio de EE.UU., el mapa de este deporte cambió una vez más, una transformación que puede ser atribuida al año 1992 y al primer ‘Dream Team’.

El primer ciclo terminó en 2002, cuando la selección de Estados Unidos, que incluía entre otros a Paul Pierce acabó sexta en el FIBA Mundobasket de Indianápolis. En aquel torneo Yugoslavia – en realidad Serbia y Montenegro – Argentina y España vencieron a los EE.UU. y el baloncesto ya dejó de ser un juego de los estadounidenses.

La situación no cambió en los Juegos Olímpicos de 2004, cuando los EE.UU. fue golpeado por Puerto Rico, Lituania y Argentina en la semifinal, terminando tercero a pesar de tener una plantilla que no solo incluía a Allen Iverson y Tim Duncan (miembros del Hall of Fame), sino también al joven trío de Dwyane Wade, LeBron James y Carmelo Anthony.

Aquel fue el punto de cambio. Antes del FIBA Mundobasket 2006, los EE.UU. decidieron copiar el sistema de otros equipos nacionales, pues era evidente que un equipo de jugadores de la NBA sin química no podía llegar a la cima. El legendario Mike Krzyzewski fue designado como entrenador, con solo una estrella ausente – Kobe Bryant. Una vez más no fue suficiente. Grecia venció a los EE.UU. en la semifinal, la única derrota de Krzyzewski en el banquillo de los EE.UU., España sin el lesionado Pau Gasol pasó a ganar el oro y el último oro de los Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 2000 era sólo un recuerdo lejano.

El nuevo ciclo comenzó entre los 2004 y 2006. Mientras que los Estados Unidos intentaban volver a la cima, poniendo esfuerzo y recursos en su plan, las generaciones de oro de Argentina, España y Grecia les cerraron el paso a la cima, al igual que el equipo de Serbia en 2002.

El ciclo de la selección griega se había concluido mucho antes, pero para Argentina, España y Francia – uno de los pocos grandes equipos nacionales de nuestro tiempo que no ha vencido a los EE.UU. – Río es su último baile. Y una vez más, las cosas han cambiado.

Los EE.UU. otra vez ocupan la cima, tras haber ganado cualquier torneo grande desde 2008 con relativa facilidad, ya que sólo España en la final de 2008 logró oponerles resistencia. Este va a ser el último verano en el cual “Coach K” sentará en el banquillo de los estadounidenses con otra leyenda, Gregg Popovich lista para sucederlo. Es obvio que este torneo pondrá fin a uno más que interesante capítulo baloncestístico que incluía la caída y el levantamiento de Estados Unidos. Y, en teoría, en Río no hay equipos que puedan amenazar a los norteamericanos.

Sin embargo, es indispensable no ver la última actuación de la peña de Manu, el canto de cisne de Tony Parker y la majestad y resiliencia de Pau Gasol. Por desgracia, hasta ahora los atletas no están en la primera fila en los Juegos de Río – y por buenas razones – sin embargo, de un modo u otro, se hará historia en las canchas de baloncesto.

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