Una selección argentina hambrienta de oro

Por Dionysis Aravantinos / @AravantinosDA

PEKÍN- “Queremos más, queremos ganar el oro”, dijo el seleccionador argentino, Sergio Hernández, a un día de la gran final, después de terminar el ritual de aplausos del equipo al final del entreno del sábado. Y no está mintiendo.

La mentalidad del equipo es extremadamente profesional dentro y fuera de la cancha. El cuerpo técnico y los jugadores se centra en ganar y no celebrar. A pesar de que eliminaron a Serbia y Francia para llegar a la final, el equipo de Hernández permanece tranquilo y con los pies en la tierra. “Anoche fue raro, no celebramos tanto”, dijo el alero Patricio Garino. Los jugadores más jóvenes admiran al legendario Luis Scola, que está en una misión contra el Tiempo, y siguen su ejemplo. La forma en que el equipo termina cada entrenamiento con un ritual de aplausos de dos minutos muestra la identidad del equipo. Están unidos.

A pesar de que Argentina ocupó el séptimo lugar en el ranking oficial de poder de FIBA ​​para comenzar la Copa del Mundo, el entrenador Hernández y sus jugadores conocían sus capacidades. Sin embargo, el trabajo aún no está acabado. “Fue un sueño hace un mes, y ahora es una realidad. Estamos contentos, pero queremos más”, dice Hernández, y Garino está de acuerdo: “Siempre tratamos de superarnos. Vinimos aquí con nuestra mente puesta en una medalla de oro”. Para algunas personas, parecía poco realista, loco o imposible, pero esa era nuestra mentalidad. Muchos años de arduo trabajo y muchos partidos han llevado a este punto, tales como los Juegos Panamericanos, los Juegos Olímpicos de Río 2016, además de la experiencia de jugadores retirados como Manu Ginóbili y Andreas Nocioni. La identidad del equipo sigue siendo la misma”. Les encanta jugar juntos. Son amigos, no solo un equipo. Somos un grupo fuerte y después de eso, somos un equipo”.

Regresando a Dongguan, donde Argentina eliminó a Serbia, los medios mundiales estaban hablando de una gran sorpresa, una sorpresa. Scola no estuvo de acuerdo: “Me molesta que la gente siga hablando de un milagro, de una sorpresa, nadie creía en Argentina. Permíteme decirte algo, hay 22 personas que creerán en nosotros durante dos meses que estaremos aquí. Eso es todo lo que necesitamos, solo 22 personas”.

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