Año nuevo, Barça nuevo

Por Alex Molina / info@eurohoops.net

El Barça encaraba el Clásico de la Euroliga ante el Real Madrid con muchas dudas pero las campanadas han sentado muy bien en can Barça. Gran, enorme triunfo de los azulgranas que con un 83-78 han derrotado al eterno rival para recuperar la sonrisa.

Roger Grimau sabía que las cosas no podían seguir como en los otros partidos y la revolución fue de inicio: el Barça saltó a pista con Kalinic, Satoransky, Vesely, Parker y Da Silva para iniciar el Clásico, con este último encargándose de Campazzo. La opción salió bien, ya que el Barça logró frenar las penetraciones blancas… pero el Real Madrid bombardeó desde el triple. Abalde con un acierto y Musa (19 puntos) con cuatro castigaron duramente en el primer cuarto, que terminó con el ambiente caldeado al máximo. El 6-1 en faltas que llegó a verse en el marcador enfadó al público del Palau y a Roger Grimau, que tras comprar muchos números se llevó una técnica. Los momentos tensos no se quedaron ahí, ya que Llull se ganó una antideportiva que terminó de enchufar al aficionado culé, que llenó las gradas hoy con 7588 almas animando.

El balear fue precisamente el más destacado del segundo cuarto, en el que el Barça mejoró prestaciones pero no podía recortar la distancia. Costó que conectaran, pero el Chacho y Poirier empezaron a sembrar el pánico y la ventaja visitante se amplió hasta el 37-44. Solamente Vesely podía salvar la situación y el checo no falló, permitiendo junto a Jabari Parker y Darío Brizuela que la ventaja de los blancos se quedara en dos al descanso, con triple sobre la bocina de la mamba vasca incluido (45-47).

Triple de Kalinic (13 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias) para iniciar la segunda mitad y darle al Barça la primera ventaja en el partido. De esta forma saltó a pista el equipo de Grimau, que optó por repetir quinteto inicial y no hay hombre que lo disfrutó más que Jan Vesely. El checo disfrutaba como un niño en el gran ambiente del Palau y él fue el prinicipal culpable del 54-50 con el que el Barça soñó fugazmente con romper el partido. Hasta en dos ocasiones pidió y canceló tiempo muerto Chus Mateo, que se dio cuenta de que estaba a punto de perder el control del partido. La entrada de las segundas unidades devolvió la igualdad en sensaciones pero no en el marcador. Solo bastaron dos chispazos del Chacho para que los blancos cerraran el tercer cuarto dos puntos arriba (60-62).

Todo el mundo sabe que un Barça – Madrid es especial. Nada de lo anterior importa y un Clásico lo equilibra todo. Quizás tenía razón Grimau con lo de que era el rival ideal y el último cuarto lo ha demostrado. Un pique entre Lapro (14 puntos y 8 asistencias) y el Chacho terminó de encender el Palau y eso despertó a la bestia. Jan Vesely (27 puntos y 4 rebotes) volvió a demostrar su condición de uno de los mejores pívots de la historia de la Euroliga y junto a su compinche en aquel Fenerbahce campeón de la Euroliga (no es casualidad) pusieron un 74-62 que fue un antes y un después: el 14-0 de parcial con el que comenzó el último cuarto el Barça fue una brecha demasiado grande para el Real Madrid por mucho que Hezonja (16 puntos lo intentara).

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