Esto es otra cosa

Por Alex Molina / info@eurohoops.net

El Barça se ha llevado el segundo partido de la serie con el Olympiacos tras superar a los griegos por 77-69. Los azulgranas mostaron una mucho mejor cara que el miércoles y con Jabari Parker de líder, viajarán a Atenas con la opción de perder, ganar o devolver la serie al Palau.

Necesitaba el Barça que el de hoy fuera un partido totalmente distinto al del miércoles y ya de buen inicio se notó que iba a ser una otra cosa. Y no fue precisamente por culpa de Ricky Rubio, principal novedad en el cinco inical de Grimau. Los azulgranas camibaron el plan de ataque y la apuesta salió a la perfección: menos buscar la mejor opción a base de pases y más ir hacia al aro para crearlas. A pesar de los grandes minutos iniciales de Peters, desaparecido en el primer partido y que llegaba a Barcelona como uno de los pilares de los del Pireo, la energía de Parker (24 puntos y 5 rebotes) y compañía no eran más que buenas noticias para los culés. Si a eso se le suma una gran entrada en el partido de Willy (11 puntos y 4 rebotes), la ecuación solamente podía dar como resultado un gran 27-14 para cerrar el primer cuarto.

No duró mucho la alegría local. Un mal inicio de segundo cuarto, con poco acietrto y peor clarividencia en ataque, dio alas al Olympiacos. Bartzokas bajó centímetros y con McKissic de líder pusieron el miedo en el cuerpo al Palau. Por mucho que Vesely entrara en acción y recuperara los dos dígitos de ventaja azulgrana (41-30), las sensaciones eran mucho mejores para los griegos, que aprovechándose del nefast balance defensivo del Barça, cerraron el primer tiempo con un buen resultado (43-37).

 

El paso por vestuarios no cambió nada. Lo que antes era todo sonrisas y juego alegre por los azulgranas pasó a ser una tortura. Cada ataque era una condena y solamente Parker y su gran aportación en ataque mantenían al Olympiacos relativamente controlado. La suerte tampoco es que acompañara mucho y el triple más inverosímil que se ha visto en el Palau en lo que llevamos de año, cortesía de Williams-Goss (10 puntos), significó un 52-50 tan peligroso como entendible viendo la progresión del partido. El segundo en su cuenta particular, un 54-53 que rebajó incluso más la diferencia. ¿La guinda perfecta a un gran tercer cuarto? Una penetración que puso el 54-55… y los nervios en el Palau. Roger Grimau lo paró al instante y optó por la opción que tan buenos resultados había dado en la primera mitad. La entrada de Jokubaitis y Willy permitió al Barça con un 60-57 y lo que es más importante, el Palau encendido y con esperanza.

Tanto entrenador como jugadores del Barça se pasaron las horas previas a este segundo partido diciéndole al aficionado culé que debía apoyar y creer, pero no se lo pusieron fácil al siempre complicado fan azulgrana. Ricky Rubio no estaba, Abrines tampoco y lo de los tiros libres comenzaba a rozar lo ridículo (llegó a ser de 5/9). Pero esto es el Barça, un equipo capaz de lo peor y de lo mejor. Willy y Rokas volvieron a aparecer para poner un 68-61 que fue todo un balón de oxígeno. La muñeca de Abrines la amplió hasta el 71-63 y la de Paker hasta el 74-64. Los dobles dígitos a falta de menos de cinco minutos eran un escenario tan imprevisto como positivo, un regalo caído del cielo que el Barça supo administrar a la perfección para marcharse al Pireo con empate a uno.

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