El Panathinaikos vuelve a la gloria

Por Alex Molina / info@eurohoops.net

BERLIN –  El Panathinaikos ha vuelto. La travesía por el desierto fue dura, 12 años sin pisar una Final Four, pero de la mano de Ataman y Sloukas, los griegos han vuelto a ganar la Euroliga, superando por 80-95 a un Real Madrid que tendrá que esperar para sumar la duodécima.

El partido comenzó de la misma forma que la primera semifinal: minutos para John Eli Ndiaye. El canterano no solamente fue un factor en defensa sino que también lo fue en ataque, metiendo todo lo que tocó y anotando los primeros ocho puntos del Real Madrid, aunque pronto llegaron los contratiempos. La segunda e inexistente falta de Tavares a falta de 6:40 para terminar el primer cuarto encendió y con razón al equipo blanco, con Sergio Llull encabezando las quejas. La escena se saldó, además de con dos tiros libres para Nunn, con una técnica al banquillo, una situación extrañísima en un primer cuarto de una final de la Euroliga. Pero ni el duro golpe de perder al caboverdiano tan temprano desconcentró al Real Madrid. Con un gran Musa (15 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias) llegó la primera ventaja de dos dígitos (32-22) y el gran papel bajo los aros de Poirier disparó el tanteo blanco hasta los 36 puntos al finalizar el primer cuarto, la mejor prueba posible de la exhibición que se estaba viviendo en el Uber Arena.

Y en el segundo cuarto, entró la leyenda. Que Rudy Fernández es uno de los mejores jugadores de España esta fuera de toda discusión, pero incluso con 39 años es capaz de hacer absolutas exhibiciones como la del segundo cuarto. Ya decía Chus Mateo que el balear está siempre un paso por delante, que lee el juego mejor que nadie… y esas palabras se quedan cortas. Cuesta imaginar alguien que sepa más de baloncesto que Rudy, que sepa cómo se juega a esto. ¿Sloukas? ¿Calathes? No me vienen muchos otros nombres a su altura y suya fue gran parte de la culpa de que la ventaja se disparara hasta los 14 puntos con el 41-27. Incluso hubo tiempo para la historia, ya que en el segundo asalto pudimos disfrutar de los últimos minutos en pista de la vieja guardia blanca: Rudy, Chacho y Llull.

Pero no todo fueron alegrías y juego vistoso. La irrupción de Lessort (17 puntos y 6 rebotes) y Sloukas combinada con el aliento de los casi 10.000 fans del Panathinaikos revivió a los griegos, que poco a poco fueron recortando la ventaja hasta el 46-45, obra de un Vildoza que no jugó hace 48 horas y aprovechó al máximo sus minutos en pista. A pesar de esos buenos minutos de los de verde, Musa y Campazzo volvieron a aparecer para mandar el partido al descanso con un 54-49 en el marcador.

El paso por vestuarios sentó muchísimo mejor a los griegos. Conscientes de que la oportunidad era histórica, los de Ataman salieron a por todas una vez más y lograron ponerse por delante en el marcador con un triple de Nunn (56-58). Locura en el graderío verde y nervios en el banquillo blanco, que veía como la sensación de invulnerabilidad desaparecía de forma definitiva y el acierto en el triple decía adiós en el peor momento posible. Por suerte para el Real Madrid, el PAO cortocircuitó en ataque y la herida no terminó de ser mortal, disparándose eso sí la desventaja para el Real Madrid hasta los cinco puntos con el (59-64), técnica a Poirier incluida.

La llegada del último cuarto no cambió nada y los vientos soplaban a favor del Panathinaikos. Se notaba en el cargadísimo ambiente del Uber Arena de que la cosa no terminaría bien para el Real Madrid y el paso de los minutos no hacía otra cosa que confirmar la sensación. El nefasto porcentaje en el triple no ayudaba a la reacción, con cada fallo siendo un golpe más psicológico que el hecho de dejar de sumar, y los de Ataman lo aprovecharon para irse hasta el 65-74. Chus Mateo optó por la zona 2-3 y funcionó a medias, ya que Sloukas (24 puntos, 2 rebotes y 3 asistencias) y Llull intercambiaron dos triples cada uno para mantenerlo todo igual. Y apareció el que faltaba. Con tan solo tres minutos por disputarse, Sloukas le cedió el protagonismo a Kendrick Nunn (21 puntos) y éste no falló, brillando junto a Mitoglou para poner unos diez puntos (76-86) que ya no se pudieron remontar… y que terminaron siendo la antesala de la paliza final.

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