Por Javier Molero/ jmolero@eurohoops.net
El Real Madrid queda eliminado de la Turkish Airlines Euroleague. Los blancos caen en casa ante un Olympiacos (84-86) que resurgió en la segunda parte de la mano de un colosal Evan Fournier (23). Fin a la aventura europea en un año con más sombras que luces y que no ha servido para encadenar buenas actuaciones.
Los madridistas hicieron una buena primera mitad, pero en los minutos decisivos pecaron de malas decisiones y ansiedad. Se terminó su periplo de la máxima competición y no podrán viajar a Abu Dhabi. Con el Movistar Arena ayudando a los suyos, los blancos dieron todo lo que tenían para forzar el quinto en El Pireo pero no pudo ser.
La defensa sentó el tono
Chus Mateo sorprendía con Feliz de inicio por el Facu. Pero el dominicano respondió, como lo lleva haciendo los últimos partidos, liderando un esfuerzo defensivo que ya empieza a ser costumbre. Entonados desde el triple y sin dejar recibir a Fournier (14-8), los blancos sabían de la importancia del encuentro.
Con un Movistar Arena entregado una vez más, la intensidad de los españoles era máxima en cada posesión. Rebote, balones divididos, líneas de pase… estaban mejor en cada faceta. Hezonja se puso la capa de líder y agitó el avispero ofensivo. Ello, y el siempre trabajo sobresaliente de Abalde dejaban claro a los griegos qué es jugar un partido a vida o muerte con el Real Madrid (21-16).
Olympiacos metía miedo, y con la sensación constante de que cuando entrasen los tiros estaban por encima. El duelo se fue al barro, a nuevas protestas propias en encuentros de esta importancia. Llull encendió la mecha con sus icónicas mandarinas y aunque Milutinov fuese un quebradero de cabeza cerca del aro, las cosas salían cada posesión (38-30)
El Madrid vio que los griegos dudaban y siguieron apretando (45-36), encontrando huecos en la defensa y confiando en el talento de Musa y Campazzo para, de las primeras veces en la eliminatoria, percutir en el 1vs1. Más encendidos que nunca, los de Chus Mateo encaraban el túnel a vestuarios (47-42) con una primera mitad impecable a sus espaldas.
Fournier dinamitó todo
A Fournier le hacen falta un par de minutos para poner patas arriba un partido. Y vaya que lo hizo. Su mera presencia con balón forzaba ayudas que leía bien Olympiacos. El Madrid tuvo triples más que liberado para igualar el ritmo, pero los griegos encontraban su juego en ataque (55-60).
Feliz mostraba orgullo bajo el aro, y la victoria pasaba por el físico. Los de Bartzokas apretaban en poste bajo y obligaban a pensar más de la cuenta en estático a los blancos. Llull volvió a ser ese necesario soplo de aire fresco y todo se iba a decidir en el último (65-68), con la grada apretando como si fuera uno más.
El Madrid nunca se rinde
Vildoza y Papanikolau desataron el delirio griego con tres triples en apenas tres minutos (67-82) y el ánimo no era el mismo. Una espiral de imprecisiones y malas decisiones que cavaban un agujero aún mayor. Ofuscados en encontrar el aro, Olympiacos estaba mucho más cómodo y tomaba una ventaja insalvable.
Vezenkov y Milutinov alargaban la sangría pensando desde poste alto, y los blancos estaban muy pérdidos en defensa. Musa y Campazzo pusieron patas arriba el Palacio con momentos de locura (78-82). Las decisiones arbitrales volvieron a ser polémicas, y los parones no parecieron afectar a un Madrid que volvía a meterse de lleno (82-85).
El Facu falló un triple a falta de 40 segundos, pero volvían a tener balón con 16 segundos por jugar. Campazzo no perdonó sus tiros libres (84-85) y, con Fournier fallando uno desde la línea de personal, todo estaba por decidir (84-86). La tuvo Abalde para ganar, con el Movistar Arena levantado de sus asientos, pero no pudo ser y el fin de la Euroliga para el Real Madrid llegó.
Auténtica batalla entre dos de los mejores equipos de Europa. Los blancos caen con honores, peleando contra el campeón de la temporada regular, pero con un sabor agridulce que será difícil de quitar. Estuvieron a pocos centímetros de forzar el quinto en El Pireo, pero la serie se la lleva un Olympiacos que llega con la moral por las nubes a Abu Dhabi.