Por Alex Molina/ info@eurohoops.net
La tercera tendrá que esperar. La Laguna Tenerife ha caído ante el Galatasaray por 80-90 y se ha quedado sin opciones de sumar un nuevo título europeo. Dura derrota de los aurinegros, que a pesar de comenzar mandando y gozar de una buena ventaja, ha caído contra un equipo que ha logrado imponer su físico.
Los primeros minutos estuvieron ligeramente dominados por el conjunto turco y su espectacular capacidad atlética. Izundu (21 puntos y 10 rebotes), Delgado, Palmer (15 puntos), Cummings (21 puntos)… Todos los pesos pesados, nunca mejor dicho, del Galatasaray comenzaron a sumar, pero también lo hicieron los líderes aurinegros justo antes del final del primer cuarto para dar inicio a los mejores momentos de los tinerfeños. El 24-20 a favor de La Laguna Tenerife con el que terminaron los diez primeros minutos no fueron más que la antesala de lo que se venía en el segundo cuarto. Marcelinho (18 puntos) y Shermadini (17 de valoración) comenzaron a carburar y su equipo entró en una dinámica de confianza máxima, dando la sensación de que cualquier tiro iba a entrar a dentro. De esta forma, llegó el +15 con el 40-25, un marcador tan bueno… como efímero.
Parecía que los de Txus Vidorreta se hacían con el control del partido de forma irremediable, pero los turcos resucitaron para mandar el partido al descanso con un 43-40 que se alargó hasta el 49-59 ya en la segunda mitad. La primera ventaja de dos dígitos para los turcos encendió las alarmas en el banquillo español, pero la reacción no llegó y la situación no tardó en volverse preocupante. Comenzar el último cuarto con un 55-68 era un escenario tan negativo como probablemente inesperado, por lo que los nervios comenzaron a ser protagonistas y eso solamente podían ser malas noticias para La Laguna Tenerife: los triples seguían sin entrar y el -17 aurinegro (60-77) fue un puñal que ya no se pudo recuperar.
Los últimos cinco minutos fueron un quiero y no puedo constante por parte aurinegra. Vidorreta lo intentó todo y sacó a pasear la técnica táctica, pero ni eso logró activar a los suyos ni el signo del partido, que llegó a su fin sin emoción alguna.