La Final Four de Kaunas fue un éxito, pero la ciudad se quedó pequeña… incluso para la llegada de Doncic

Por Aris Barkas / barkas@eurohoops.net

Kaunas, un “bastión del baloncesto”, como lo denominó el CEO de la Euroliga, Marshall Glickman, merecía una exitosa Final Four… y superó las expectativas con éxito. Mientras tanto, la Final Four será rentable no sólo para la ciudad, sino para toda Lituania, según explicó a Eurohoops el GM del Zalgiris, Paulius Motiejunas.

Aun así, teniendo en cuenta que Vitoria también tuvo una Final Four en el pasado y experimentó los mismos problemas de logística, es evidente que en este momento la Final Four de la Turkish Airlines EuroLeague es un acontecimiento de primera categoría que puede albergarse en un número relativamente pequeño de ciudades de toda Europa, como ocurre con la final de la Champions League de fútbol.

En pocas palabras, la ciudad anfitriona debe disponer de las instalaciones necesarias para albergar no sólo a todos los que trabajen en el evento, sino también al menos a 10.000 aficionados visitantes. La cifra no se menciona al azar. Es más o menos el número de aficionados visitantes, principalmente griegos, que viajaron a Lituania. Y aunque los aficionados del Real Madrid y del Barça eran una minoría, también viajaron de España a Lituania afrontando prácticamente los mismos problemas. No había vuelos directos, salvo contadas excepciones, y la capital de Lituania, Vilna, era el principal destino final. Ni siquiera había suficientes vuelos chárter al aeropuerto de Kaunas y en la ciudad había muy pocas plazas hoteleras disponibles.

La solución de concentrar al grueso de los aficionados e incluso a los invitados de la Euroliga en Vilna, a 100 kilómetros de distancia, era el único remedio para este problema -como ocurrió con Bilbao en la Final Four de Vitoria-, y la verdad es que no funcionó. Una hora de viaje en coche se convertía en dos horas y media en los días de partido y conseguir un sitio para comer en los restaurantes de Kaunas era muy difícil en hora punta. En la mayoría de los casos, los establecimientos de Kaunas, ya fueran bares o restaurantes, no estaban realmente preparados para este número de visitantes y no acogían a la clientela extra, simplemente porque no podían atenderla.

Por eso, la fiesta del baloncesto en Kaunas se desvaneció tras los partidos. Muy poca gente se quedaba en la ciudad, ya que la mayoría de los aficionados regresaron a Vilna o a ciudades cercanas, como Alytus, y el ambiente se perdió. Cuando el Olympiacos ganó la semifinal, nadie fue a celebrarlo ni el viernes por la noche ni el sábado, e incluso las fiestas de la Euroliga se celebraron en Vilna.

Los conciertos al aire libre en la Fan Zone de Kaunas de la estrella del pop lituano Beatrich y del DJ Jovani fueron un éxito rotundo, limitado sin embargo a sólo 3.000 espectadores, ya que por motivos de seguridad no cabía más público y se cerraron las puertas.

Sí, Kaunas vive y respira por el baloncesto, pero los números están en contra de la ciudad.

Según fuentes de Eurohoops, Luka Doncic no pudo asistir a la final porque no había sitio en el aeropuerto local para dejar su jet privado debido a la llegada de aviones chárter desde Grecia. Kristaps Porzingis estuvo en la ciudad para la final, pero llegaba desde Letonia, a sólo 300 km, un viaje más sencillo.

Por eso parece natural que la Final Four regrese a Berlín, por tercera vez en 15 años, y después hay una larga lista de ciudades en las que se están construyendo nuevos pabellones: Múnich, Valencia, Bolonia, París, Barcelona -si es que el nuevo Palau está listo- y Madrid, con el nuevo Bernabéu, que podrá albergar eventos bajo techo.

Según Glickman, debe haber un equilibrio entre las ciudades más pequeñas con tradición baloncestística y las metrópolis europeas. Sin embargo, nadie puede negar que la Final Four pertenece a los mayores escenarios continentales…

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ACB Photo / E. Cobos
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