Por Javier Molero/ jmolero@eurohoops.net
El deporte, en general, se caracteriza por ser impaciente. El éxito es efímero, y el foco está puesto en el último resultado. Esta necesidad de mostrar de lo que uno es capaz, de saciar al espectador y cumplir con las expectativas, se multiplica en la élite. Es difíci crecer entre las dudas, desarrollarte entre los murmullos. Pero Andrés Feliz, contra todo pronóstico, lo ha hecho.
Meses de irregularidad, partidos y partidos de ostracismo han definido la, hasta ahora, corta carrera de Feliz en Madrid. Tras un año repleto de confianza en Joventut, el base dominicano llegaba a la capital de España no solo para vestir una camiseta que pesa en exceso, sino para “no bajar” el nivel de los que ocupaban su puesto en temporadas anteriores.
‘El tigre de Guachupita’ no empezó con buen pie. Con la obligación de proseguir lo que se vio en Badalona, no terminó de entrar en la dinámica del equipo. En gran parte, por la actitud y el no parecer preparado para vestir de blanco. Otra, más lógica y común en el deporte, por la falta de confianza en sí mismo y tratar de hacer algo que no encaja con su estilo en la pista.
Y más en un primer año de transición, sin leyendas en el vestuario, mirando al futuro pero con la obligación de competir en el presente. Un clima diferente al de campañas pasadas, con la ausencia de veteranos y la paradoja de definirse conforme pasaban los meses.
Estrella Roja y París confirman el cambio
La metamorfosis ha llegado en las últimas semanas, en el tramo más importante de la temporada, y en escenarios de los que parecía huir no hace mucho. Belgrado fue la clave de la transformación, el momento del cambio de chip y la demostración por la puerta grande de que, aunque no lo parecía, el Feliz que deslumbraba de verdinegro está ahí. Sacó las castañas del fuego en Serbia y se echó el equipo a las espaldas en varias posesiones. Sacó lo que había acumulado durante meses.
Mirando a Europa, y llevando a los datos este giro radical, el dominicano no llegó a los nueve puntos con el Real Madrid en Euroliga hasta la jornada 20. En las últimas cuatro, los ha igualado o superado (llegando a 15 ante París), de forma consecutiva. Un crecimiento en los sistemas de Chus Mateo que viene precedido por su actitud, totalmente diferente a la que mostró en gran parte de la temporada.
🐯 Partido muy completo de Andrés Feliz, que además de aportar 15 puntos, ha sumado en todos los aspectos del juego pic.twitter.com/eRYiL4CfnY
— Eurohoops España (@EurohoopsES) April 3, 2025
Capaz de defender a jugadores como Canaan, TJ Shorts o Theo Maledon cuando el balón más quema, Feliz se ha ganado con sus piernas y coraje ser un imprescindible en la rotación. En un momento también de duda del Facu Campazzo, que lleva semanas sin ser él mismo, no es descabellado pensar que esta importancia va a aumentar con el paso de los días.
Más importancia y más soluciones
Su importancia se traslada a los minutos. En las últimas cinco jornadas de Euroliga, ha estado una media de 18,5 minutos en pista, el doble que las 28 anteriores (9,3). En el tramo más importante de la temporada, cuando los blancos se juegan el pase a Playoff, las cosas salen con él en pista. Estos cinco partidos se trasladan en cinco victorias.
Adaptándose a compartir pista con el Facu, Feliz le da una solución a Chus en ocasiones el puesto de 2, como pudimos apreciar en el último cuarto ante Paris Basketball. Con un intermitente pero insustituible Musa y la desaparición de Rathan-Mayes de cualquier esquema, otro manejador que sabe aportar sin balón puede ser clave para hacer jugar a un equipo que sufre demasiado en estático.
Sus ya reconocidas penetraciones, la facilidad para encontrar a Tavares, Fernando o Ibaka en la caída del bloqueo y el físico que impone en defensa hablan por sí mismos. Encaja con la filosofía poco egoísta del máximo nivel, siempre encuentra a sus compañeros y se convierte en ocasiones en un recurso a la desesperada en el 1vs1.
La llegada de Dennis Smith Jr podía generar dudas en su continuidad o el impacto en pista, pero no hizo más que reforzar la determinación del dominicano, que está sacando el tigre que realmente lleva dentro. Una metamorfosis poco vista en el deporte de élite, y mucho menos en un Real Madrid que, como es obvio, exige resultados y lo mejor en cada partido. Porque el esfuerzo no se negocia, y eso Feliz lo ha entendido a la perfección.