Por Aris Barkas / barkas@eurohoops.net
En los últimos años, el AS Monaco se ha consolidado como uno de los equipos más importantes del baloncesto europeo, llegando a dos Final Fours de la Euroliga y quedando a solo una victoria de ganar la competición en Abu Dabi.
El presidente del equipo, Aleksej Fedoricsev, habló con Eurohoops para abordar diversos temas, como el nuevo estadio y el futuro del equipo en la máxima categoría de la Euroliga.
Cada vez que nos vemos, repites la misma frase: «Queremos ser constantes y dar al menos un paso adelante cada temporada». Y una vez más, lo has conseguido, haciendo historia al llegar a la final de la Euroliga. ¿Qué es lo que más recordarás de Abu Dabi?
Llegar al hotel del equipo y ver nuestro logo junto al Olympiacos, el Panathinaikos y el Fenerbahçe, clubes con más de un siglo de historia, fue surrealista. El Mónaco es un club joven, pero hemos alcanzado la cima del baloncesto europeo en tiempo récord. Pero para nosotros, no se trata solo de este momento. Se trata de construir algo más profundo y duradero.
Esta temporada de Euroliga fue una de las más competitivas de la historia. Ni el Real Madrid ni el Barcelona llegaron a la Final Four, y fue el Mónaco el que eliminó al Barça. ¿Qué es lo que más destacas de esa serie?
La energía en nuestros primeros partidos en casa marcó la pauta. El quinto partido fue inolvidable; la afición elevó al equipo a otro nivel. Cuando Kevin Punter lanzó ese último tiro, fue como si el mundo entero se detuviera por un instante.
Si ese tiro hubiera entrado, ¿habría sido un fracaso?
Quizás no lógicamente, pero emocionalmente, lo habría sentido así. Nos habríamos quedado destrozados. Pero nos ganamos el pase a la Final Four y llegamos a la final, y eso es lo que importa.
Cuatro temporadas, cuatro participaciones en playoffs, cuatro series de cinco partidos y una Final Four cada dos años. ¿Cuál es el secreto de esa consistencia?
Lo dijiste, Consistencia, pero con una buena dosis de coraje. Estamos construyendo una cultura donde la lucha tiene valor, como en la vida, nada se regala. Cada Final Four a la que llegamos es una lucha, y eso le da sentido.
Según informes, el límite salarial del Mónaco estaba en un nivel medio la temporada pasada. Ahora, Dubái y Hapoel Tel Aviv están entrando con importantes recursos financieros, mientras que ustedes planean aumentar el presupuesto solo en un diez por ciento. ¿Cómo se mantienen competitivos?
Nuestro ascenso nunca se ha basado en gastar más que nuestros rivales. Se trata de cultura y planificación. Anticipamos el cambio del mercado y actuamos con anticipación, fichando a jugadores clave durante la temporada. Muchos eligieron su lealtad al Mónaco, y eso significa mucho.
El nuevo pabellón ha sido un tema de conversación importante. ¿Qué nos puedes contar sobre el proyecto?
El baloncesto europeo está en un punto de inflexión. El producto en la cancha ya es de élite; ahora la infraestructura debe estar a la altura. No solo estamos construyendo un estadio deportivo. Estamos creando un destino que generará ingresos, ofrecerá experiencias inmersivas y consolidará nuestro modelo de negocio. Este recinto será un hogar para los aficionados, un centro para los socios y un símbolo de nuestra ambición. No solo servirá a Mónaco; debe ser un referente para el baloncesto europeo.
¿Y cuál es la visión más amplia del AS Mónaco?
El club es más que un equipo. Es un motor de crecimiento que crea empleo, aporta millones en impuestos y ofrece oportunidades profesionales. Para que este impacto sea sostenible, necesitamos el marco adecuado para que la pasión y la ambición se traduzcan en valor real. Eso es lo que estamos construyendo.
Se habla mucho del futuro de Skweek. ¿Cómo lo ves?
El estadio, el club y Skweek forman parte de una misma visión. El baloncesto en Francia y Europa rebosa de talento y entusiasmo, pero muy pocos desarrollan las herramientas para liberar todo su potencial. Otros se benefician, y eso es inaceptable; simplemente es un mal negocio.
Cuando iniciamos Skweek, la audiencia de los partidos era menor que la típica multitud en un estadio, y la monetización era muy baja. Desde entonces, Skweek ha hecho crecer el negocio en más de un 400 %. Aún es pronto, pero este es un camino a largo plazo que requiere convicción, paciencia e inversión real; sin embargo, no podemos hacerlo solos. Ligas, clubes, socios, todos deben invertir tiempo, recursos y energía. Solo así podremos convertir esto en un modelo de negocio sostenible que beneficie a todos los interesados, al propio deporte, y eso, en pocas palabras, es un buen negocio.
PHOTO CREDIT: EuroLeague