Por Javier Molero/ jmolero@eurohoops.net
Shane Larkin ha sido uno de los grandes jugadores de la Euroliga en la última década. El icono de Efes, doble campeón de la competición (2021, 2022), desveló en una entrevista con HoopsHype por qué ha encontrado su hogar en Turquía, lo que no quería ser en la NBA y cómo volvió a enamorarse del baloncesto.
“Nunca pude encontrar esa oportunidad en ningún lugar de la liga ni al principio de mi carrera”, narró acerca de su breve aventura en la NBA. Larkin jugó más de 250 partidos en cuatro temporadas en la NBA, pero siempre con un rol residual.
“Cuando finalmente lo encontré, creo que fue cuando se empezó a ver mi progreso y a ver en qué tipo de jugador podía convertirme. Una vez que encontré ese lugar, me sentí como en casa y no quería ir a ningún otro sitio“, añadió el base, refiriéndose a Turquía.
Medallista de plata en el último Eurobasket e icono del país por su paseo en Efes, Shane es un turco más. Estambul es su casa, y así lo quiso dejar claro. “Sinceramente, desde el fondo de mi corazón, siento que es un hogar para mí”, declaró a HoopsHype.
Él eligió Europa porque no quería quedar en un segundo plano, consciente del gran talento que tiene. “No quería hacer ese tipo de contrato sin garantías de tercer base, esperando a que alguien se lesionara. Es como esperar la caída de alguien para aprovecharla. Y eso simplemente no me parecía bien”, dijo una de las grandes estrellas del baloncesto continental en la historia de la Euroliga.
Esa decisión le llevó a fichar por Baskonia, donde guarda un gran recuerdo. “Me enamoré aún más del baloncesto”, declaró acerca de su paso por Vitoria. Posteriormente, encontró un hogar en Estambul, siendo un turco más. “Poder ahora, después de 7 u 8 años, sentarme aquí y jugar para la Selección Nacional y representar a Turquía significa todo… la forma en que me han apoyado y me han acogido como uno de los suyos realmente ha enriquecido mi vida de muchas maneras”, añadió.
Aprovechó para hablar sobre las diferencias entre Euroliga y NBA, algo que conoce bien de cerca. “Vas a estos partidos, sobre todo en ciudades como Estambul, Atenas y Belgrado, donde hay fanáticos del baloncesto. No se trata de postear y decir: “Mira, estoy en el partido”. Se trata de la pasión pura y de cómo se idolatra este deporte aquí”, comentó.
“La diferencia no solo está en las gradas. En la cancha, el baloncesto europeo es más lento, más táctico y más físico. Los equipos pasan días preparándose para un rival, analizando tendencias. Parece más un partido de fútbol americano universitario por la atmósfera”, concluyó.
