Por Javier Molero/ jmolero@eurohoops.net
Unicaja defenderá título de la Basketball Champions League. Los malagueños sufren y remontan en el último minuto (65-71) a un AEK de Atenas que se sintió más que apoyado por su gente en la grada. Serán el único equipo español, tras la derrota de La Laguna Tenerife ante Galarasaray (80-90) minutos antes.
14 para Osetkowski y 10 para un Perry que dio la puntilla liderando a los suyos en los cinco minutos finales. Sin terminar de encontrarse cómodos, los de Ibon tiraron de orgullo para intentar conseguir el segundo título consecutivo en Champions. Una batalla con final feliz.
La grada era uno más
El pase a la final pasaba por eliminar al anfitrión con un infierno detrás mostrando apoyo. El ritmo alto de inicio no fue acorde al acierto de ambos. Unicaja buscó constantemente a un Osetkowski que se hacía hueco bajo el aro. Robar y salir corriendo, el plan de Ibon era claro con el gran desacierto desde fuera (10-13), un área no negociable en los malagueños.
La irrupción de la figura de Kravish confirmó que los interiores iban a jugar un papel fundamental. Los puntos tardaron en aparecer, pero el ritmo subió considerablemente y los de Atenas respondían a cada intento de marcharse de los actuales campeones. Las pérdidas no dejaron que los andaluces cogieran ventaja, y el primer asalto se fue al 20-23.
Perry tomó el mando y Unicaja se asentó en la pista. En un ambiente tan hostil como se esperaba, o incluso más, la gente empujaba a los suyos a sacar el 200%. Pero contener un ataque como el cajista no es nada fácil. Tyson Carter y Alberto Díaz se encargaban de correr, con el base español también acertado desde fuera (27-32).
Parecía el momento de escaparse antes del descanso, pero volvió a plantar batalla un AEK que no cedía ni un metro. Toma y daca constante, con errores y faltas tomando protagonismo, y un 31-37 de camino a vestuarios que indicaba que los de Ibon iban a tener que sacar su mejor versión en el infierno griego.
AEK amenazaba con irse
Volvió a aparecer Osetkowski, clave en los primeros minutos, pero esta vez haciendo daño por fuera. RaiQan Gray, una pesadilla para los malagueños (42-42) y ni la mano de Kalinoski evitaba que Ibon tuviese que pararlo. La grada apretaba, y los andaluces no estaban cómodos en ningún momento.
El punto de inflexión llegó para los anfitriones. Hubb y Hale encendieron a las masas (51-44), y el partido solo parecía tener un color. Minutos de imprecisiones, de lagunas defensivas y de no ser ellos mismos en el peor momento. Reaccionó Unicaja, pero el marcador (55-50) era adverso para el asalto final.
Perry tiró de orgullo
Los continuos fallos cajistas daban alas a un AEK crecido y controlando la distancia. Idas y venidas sin encontrar regularidad, pero apareció el gran capitán. Kendrick Perry dijo que la final era suya, y todos le hicieron caso. Con 61-62 y cinco minutos por jugar, el base y un sensacional Kam Taylor lideraron un 2-9 (63-71) que fue definitivo.
Haciéndose grandes en territorio hostil, silenciando el infierno griego y dejando caras largas a los aficionados de Atenas, que pusieron de su parte. Unicaja defenderá el título (65-71), peleará por revalidar la corona en una Basketball Champions League que ya ha dejado por el camino a La Laguna Tenerife.
Galatasaray será el rival el domingo (19:00h) tras eliminar a los de Vidorreta, y en una Final Four con un nivel superlativo, los de Ibon Navarro tendrán que dar su mejor versión para cosechar el segundo título consecutivo.