Por Javier Molero/ jmolero@eurohoops.net
El baloncesto francés está viviendo su segunda época dorada. Llegando a superar en expectativas incluso a aquella que encabezaban Tony Parker, Boris Diaw, Nicolas Batum, Nando de Colo y Joakim Noah, entre otros, el futuro galo es brillante.
Ya no solo por ‘crear’ el monstruo perfecto en una pista, como es el caso de Victor Wembanyama, sino que, camada tras camada, varios son los nombres que destacan y tienen la palabra NBA escrita en la frente. A los Sarr, Risacher y Coulibaly pronto les acompañarán nuevos compatriotas.
Noa Essengue, Maxime Raynaud, Joan Beringer, Noah Penda... pero uno en especial. El diferente, el que dará sentido al posible éxito francés en competiciones internacionales: Nolan Traoré. La pieza más codiciada en una insaciable fábrica de talentos.
La pieza anhelada de la ‘Netx-Gen’ francesa
Nolan Traoré (2006, base, 19 años, 1’92m) ya no es el líder que irrumpía en Pole Basket y dejaba al público boquiabierto en el ANGT. Su segunda temporada en Saint-Quentin le ha servido como trampolín a la madurez, el salto definitivo a lo que está por venir. Y eso, es la NBA.
En octubre de 2024 debutaba en competiciones europeas, y estableció, con 27 puntos, la mayor cifra anotadora de la Basketball Champions League de un jugador con menos de 21 años, superando a Alperen Sengun. En 30 partidos de la temporada nacional, ha promediado 11.6 puntos, 5.1 asistencias y más de un 30% desde el triple.
Con los ojos de los scouts puestos sobre él, su capacidad de liderazgo, inteligencia con el balón y saber estar en cada jugada, en el Draft le tienen en buena estima. Y, recalcando lo mencionado anteriormente, es la pieza que tanto ha anhelado el baloncesto francés en los últimos 3-4 años y, quizá desde Tony Parker, en el puesto de base.
Con la factoría gala acostumbrada a dar jugadores versátiles, defensivamente sobrehumanos (Wemby, Coulibaly, Essengue, Sarr, Penda…), y aleros que pueden intercambiar posiciones y hacer daño desde fuera (Risacher, Salaun), un cerebro que una todo, que sea el pegamento, era la prioridad número uno en la lista.
Mirando al encaje en la selección francesa, teniendo en cuenta que Théo Maledon e Isaia Cordinier son los manejadores de futuro, Traoré tiene la capacidad de compartir pista con ellos y ser el compañero favorito de los tiradores en las esquinas y de la gran estrella de los San Antonio Spurs.
Tiene experiencia con el combinado nacional. Fue bronce en el Eurobasket U16 de 2022, aquel que coronó a Kasparas Jakucionis, además de dos torneos con la U18 y ser parte de la Absoluta en las últimas ventanas.
Acaparando miradas en el Draft
Con las expectativas por las nubes antes del inicio de la campaña, Traoré acapara miradas de Estados Unidos desde hace más de un año. Es difícil olvidar la exhibición que tuvo en la fase final del ANGT en Berlín ante el Barcelona. 45 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 50 de valoración para saltar al estrellato.
Tomando las riendas de un sólido club en la LNB como Saint-Quentin (que cayeron en el Play-in hace unos días), este salto de calidad se ha confirmado más. La montaña rusa de sensaciones termina con un final en todo lo alto, con semanas de auténtico líder en la pista.
Lotería (top 14), Top 20... en Estados Unidos tienen claro que Traoré es diferente. Los equipos buscan la inteligencia en chicos de 19 años, con el toque internacional, que tanto ha gustado en las últimas camadas. Con un molde totalmente diferente a los prospects galos que han saludado a Adam Silver en la gala de los pasados años, el base de 1’92 marca otro paso más en la vanguardia francesa, que cada vez se supera más.
Mirando a su perfil, además de ser un excelente asistente y manejador, ha desarrollado una autosuficiencia que le hace aún más valioso. Como esos 21 puntos con 4/7 en triples ante Le Mans del pasado 3 de mayo. Tras bote se está convirtiendo en una amenaza. Aunque, su principal virtud, es esa capacidad para encontrar a sus compañeros e ir varios segundos por delante de lo que pide la jugada.
Su futuro más inmediato es la NBA. Y, con ello, la confirmación de un talento que ha ido quemando etapas a ritmo vertiginoso. El prospect que faltaba en el baloncesto francés, el molde que da sentido a todo y une todas las piezas que han ido ‘creando’ el último lustro.