La Décima: Un cuento de hadas

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Alex Madrid

23/May/18 13:24

Eurohoops.net

La historia de cómo el Real Madrid ganó su décima Copa de Europa gracias a los caprichos del destino.

Por Alex Madrid / info@eurohoops.net

En diciembre era de locos haber pensado en la final“, reconocía Pablo Laso tras eliminar al CSKA en Belgrado. Laso, ese entrenador encargado de devolver a la gloria al equipo más laureado de Europa.

Es curioso, cuanto menos, que, en los dos veranos que el técnico vitoriano más ha estado en entredicho, en unos meses acallara críticas coronándose rey de Europa. En 2014 ganó la Copa in extremis, llegó a la Final Four y terminó cayendo en la final de la ACB con el factor cancha a favor. Los caprichos del destino quisieron que el año 2017 fuera exactamente igual. Pero la Décima tuvo una mística especial.

El 16 de junio el Real Madrid salía de la Fuente de San Luis con la cabeza gacha, por la puerta de atrás. El Valencia Basket había ganado tres partidos de manera consecutiva, dejando al Madrid sin respuesta y, sobre todo, sin liga. Era el momento de replantearse el futuro y, o bien apostar por la continuidad, o bien volar por los aires el proyecto Laso. Juan Carlos Sánchez y Alberto Herreros nunca han tomado decisiones en caliente. Y, en aquella ocasión, no iba a ser diferente. Un retoque aquí y otro allá para volver a empezar. Sin embargo, un intrascendente amistoso cambió la temporada.

Vivir sin alma, vivir sin Llull 

La fotografía no necesita ser comentada. Todos sabemos lo que ocurrió y lo que supuso. Pero, como si derribáramos una ficha de dominó, la lesión de Sergio Llull cambió el destino de un chico nacido en Ljubljana que, aunque había comenzado a despuntar, aún no había dado el paso definitivo. A casi 4.000 kilómetros de distancia, Luka Doncic preparaba con Eslovenia el que sería su Eurobasket. El primer campeonato del pequeño país balcánico sería también la consagración del mayor talento joven que Europa ha conocido. Con 18 años, y como capricho del destino, Pablo Laso entregaría los mandos del Real Madrid a Luka.

Cuando el chico esté triunfando en Estados Unidos, no me cabe la menor duda de que se acordará de su primer entrenador como profesional, el que le dio la alternativa. No hay muchos técnicos en Europa que den oportunidades a chavales tan jóvenes pero, Doncic, ha tenido la suerte de que Laso sea uno de ellos. Que Luka y el Real Madrid reinen en Europa es culpa suya, no lo olviden.

La lesión de Llull sería la primera, pero no la última. El siguiente en caer fue Ognjen Kuzmic y a él le siguieron Anthony Randolph, Gustavo Ayón, Rudy Fernández y un largo etcétera. Todo ello sumado al problema familiar que mantuvo a Trey Thompkins lejos de Madrid.

Con las lesiones llegaron las derrotas, llegó la incertidumbre y, sobre todo, llegó Walter Tavares. Además de convertirse en uno de los mejores defensores de la Euroliga con su 2’20 de altura, Edy, como le gusta que le llamen, fue vital en la final ante el Fenerbahce en Belgrado. Caprichos del destino, una vez más.

Parecían gallinas

Avancemos en el tiempo hasta el 6 de abril de este mismo año. El equipo de Pablo Laso necesitaba que no se combinara una victoria del Panathinaikos y una derrota del Olympiacos en la última jornada de la liga regular. Así, se enfrentarían a un equipo griego, pero lo harían con el factor cancha a favor. Se habló de ‘biscotto’. No lo compro. Son dos equipos que se odian. El caso es que, el peor de los escenarios se dio. El Real Madrid tendría que viajar primero a Atenas para enfrentarse al equipo de Dimitris Giannakopoulos, el dolor de cabeza de todos clubes de Euroliga.

20-0. Como una losa. El Panathinaikos jugó con el Madrid que, durante algún momento, rozó la derrota más abultada de la era Laso. “Con un 20-0 empezó todo“, publicó Yusta tras ploclamarse campeón de Europa. ‘Todo’, empezó mucho antes pero, está claro que aquello, fue un punto de inflexión en el Real Madrid campeón.

“Hay un griego que tiene una tienda cerca de nuestro hotel que nos dijo ‘Parecíais gallinas. ¿No queríais ganar o qué?’. Creo que hoy hemos jugado con más valentía”. Laso y sus chicos volvían a Madrid con un 1-1 y, en casa, esperaba un arma que sería definitiva.

Dos días antes del tercer partido saltaba la noticia: el MVP de la Euroliga estaba listo para volver a la acción. Y, un regreso así, solo lo podía firmar Sergio Llull. La vuelta del balear no sería solo una inyección anímica, también sería clave en el resultado. 34 minutos sin anotar para que, en cuestión de segundos, dinamitara el encuentro con 8 puntos. Era el estilo Llull, el de las mandarinas, el que levantó al Palacio, el que metió al Real Madrid en la Final Four.

La ciudad blanca

Aunque no tenga ningún color predominante, Belgrado significa, literalmente, ciudad blanca. Pero nadie contaba con el equipo de Pablo Laso en esta Final Four. “La final será CSKAFenerbahce, no hay ninguna duda”, “Zeljko no dejará escapar el título en su casa” o “si hay una sorpresa, será el Zalgiris” eran las frases más escuchadas.

Sin embargo, los cuentos de hadas suelen tener un final dulce. Este desenlace estaba escrito por un niño de 19 años que, en un solo fin de semana logró alzarse con el MVP de la temporada, el MVP de la Final Four y, sobre todo, con la Euroliga. Caprichos del destino, la ciudad blanca será la ciudad de la Décima.

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