Por Alex Molina/ info@eurohoops.net
Los hombres de Peñarroya lo han vuelto a hacer. El Barça se ha llevado el cuarto partido de la serie ante el Mónaco para forzar el quinto y definitivo partido. Victoria por 79-72 en un partido calentísimo, tenso e igualado… como así debería ser.
Tenía ganas el Palau de vivir otra gran noche europea y los jugadores no defraudaron de inicio. El ambiente del miércoles estaba completamente olvidado, jugadores y afición eran uno y eso se tradujo en un inicio de ensueño. Con Jabari Parker (22 puntos) a la cabeza, el Barça cerró el primer cuarto con un 23-14 que hablaba por sí solo. Grandísima defensa, buen acierto anotador y la energía necesaria para llevarse este tipo de partidos permitieron que la buena distancia se mantuviera también en el segundo cuarto (27-18), pero todo comenzó a torcerse. Con el permiso de los árbitros, el Mónaco subió líneas y colapsó el ataque culé, que no sabía que hacer para volver a anotar. Willy no recibía, Punter (11 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias) no podía liberarse y se acabó eso de gozar de espacios y tiros liberados. Pero el trío de naranja y negro, formado por tres árbitros principales que a priori tendrían que haber cumplido, no se conformó en permitir los contactos en un aro, sino que premó una y otra vez los que se producían en el otro. Con un 0-12 de parcial, los visitantes le dieron la vuelta al marcador gracias al 27-30, una diferencia de tres puntos que se mantuvo hasta el final de la primera mitad (35-38) pero que no era nada con la sonrojante disparidad en los tiros libres: 2 para el Barça, 21 para el Mónaco.
Aunque obviamente, no todo era cosa de los árbitros. La salida de vestuarios del Barça fue tan mala como era posible. Lo de atacar y defender tirando a regular tiene un pase, pero hubo muchas acciones que cayeron para el bando visitante porque simplemente tuvieron más voluntad. De esta forma, la desventaja culé se estiró hasta el 32-44, pero los norteamericanos tenían otro plan. Por suerte y desgracia, el único plan de los locales era dársela a sus estrellas y Punter, Anderson (7 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) y Parker respondieron para devolver el partido a una igualdad (50-52) más lógica. Una vez superado el protagonismo arbitral, el partido se convirtió en un duelo de genialidades. ¿Okobo se lucía? Ahí estaba Brizuela para contrarrestarle (y dedicársela). El vasco firmó una segunda parte haciendo todo lo que hay que hacer para ganar este tipo de partidos: anotar, defender (qué dos faltas en ataque a Okobo) y calentar al máximo al público local. El 64-60 eran fantásticas noticias para el Barça, pero ahí estaban Mike James (16 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias), Strazel (10 puntos y 4 asistencias) y Diallo (13 puntos y 5 rebotes) para volver a igualarlo todo.
A falta de poco más de tres minutos para el final, el luminoso reflejaba un 73-68 que invitaba a manejar la ventaja, una misión que fue un éxito… no sin sustos. Una pérdida de Satoransky puso el miedo en el cuerpo a medio Palau ya en el minuto final, pero Punter no falló desde la línea para sentenciar el triunfo culé.